'El análisis' (lunes, 30 de marzo de 2020)
Buenos
días:
En estas
semanas tan complicadas los ciudadanos sacamos lo mejor de nosotros mismos,
pero también lo peor. Estamos viendo en todos los ámbitos de la sociedad comportamientos
ejemplares, y otros no tan ejemplares. De estos últimos, no puedo reprimir mi
vergüenza ajena y mi indignación por la conducta de 12 diputadas socialistas,
así como por el del propio Grupo del PSOE en el Congreso, que el pasado lunes
anunciaban a bombo y platillo en la cuenta oficial de Twitter del Grupo
Socialista en el Congreso que este grupo de diputadas de las Comisiones de
Igualdad y Pacto de Estado contra la Violencia de Género, encabezadas por Laura
Berja, estaban manteniendo una reunión telemática para analizar la “situación
del coronavirus con perspectiva de género”. En la foto que acompañaba tan
ilustre anuncio en la cuenta de Twitter de la parlamentaria Laura Berja
aparecían dichas diputadas con una sonrisa de oreja a oreja.
Han muerto
miles de personas y otras tantas están sufriendo las consecuencias de la COVID-19
y, aún hay quien quiere sacar tajada política o populista de todo ello. Esta
panda de indocumentados, sí, de indocumentados, porque, aunque en este caso las
protagonistas de esta sinrazón son 12 diputadas, han contado con todo el aval
de su Grupo parlamentario, integrado por hombres y mujeres. Como decía, esta
panda de indocumentados está haciendo demagogia sin tener en cuenta que,
curiosamente, las estadísticas oficiales señalan que el coronavirus afecta más
a los hombres que a las mujeres y, además, la tasa de mortalidad en hombres
supera también a la de las mujeres.
Un estudio
del Centro Chino para el Control y la Prevención de Enfermedades (CCDC)
realizado el pasado mes de febrero reveló que el 54,3% de las personas que
habían sido hospitalizadas víctimas de la COVID-19 eran hombres. Unas semanas más
tarde, la misma institución informó, a través de un nuevo estudio, de que en
esos momentos el 51% de las personas ingresadas en centros clínicos a causa del
coronavirus eran hombres. En el mismo trabajo se señaló que la tasa de
mortalidad en hombres era del 2,8% mientras que, en las mujeres, era del 1,7%. En Italia,
el 71% de las muertes por coronavirus han sido de varones, según los datos que
aportó el pasado 20 de marzo el Istituto Superiore di Sanità (ISS) italiano.
Pero es que
incluso los datos que aportó la semana pasada el director del Centro de Coordinación
de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, revelan que en nuestro
país se han registrado más hospitalizaciones y defunciones por la COVID-19 de
hombres que de mujeres. Pero aún hay más. El pasado lunes el propio Ministerio
de Sanidad hizo públicos unos datos en los que se señalaba que, en España, los
hombres representan el 51% de los casos de coronavirus diagnosticados, el 72%
de los casos de ingreso en la UCI por dicho virus y el 64% de las defunciones a
consecuencia de la COVID-19.
No
quisiera olvidarme tampoco de la cuota de Podemos, así, el pasado 18 de marzo la
delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, la podemita Victoria Rosell, se hizo eco en su cuenta de Twitter de un estudio
publicado por la revista médica The
Lancest en el que destacaba que “el riesgo (del coronavirus) en hombres se asocia a factores biológicos, y en
mujeres a roles de género y la feminización de las tareas de cuidados”. Eso sí,
Rosell obvió que el mismo informe señalaba que entre las personas infectadas por el virus había
más hombres que mujeres.
Visto lo
visto, dejémonos ya de tonterías y sandeces; de ideas sectarias; de
estupideces; de egocentrismos; de tácticas políticas torticeras y de gastos
económicos vergonzantes. Da igual si somos hombres que mujeres; da lo mismo si
somos ancianos o jóvenes; qué importa nuestro color de piel o nuestra religión;
qué más da nuestra profesión. Si de verdad queremos lograr la igualdad entre
hombres y mujeres, si queremos vencer el coronavirus y si aspiramos a una
sociedad más justa, unámonos y lidiemos todos juntos. Eso sí, cuando pase esta
réproba pandemia, la sociedad tendría que tener memoria de aquellas actuaciones
políticas que han sido deplorables así como de sus máximos exponentes y exigir
responsabilidades políticas.
Desde mi
rincón de confinamiento, ¡Feliz semana!