'El análisis' (lunes, 20 de enero de 2020)
¿'Racializados'?
El análisis, con Héctor Castro (Audio Cope).
Cope Alto Aragón (Cope Barbastro) 106.9 FM
Buenos días:
El análisis, con Héctor Castro (Audio Cope).
Cope Alto Aragón (Cope Barbastro) 106.9 FM
Buenos días:
Y lo haremos con un
tema que me ha indignado profundamente, y no solo a mí, sino a la aplastante
mayoría de españoles y extranjeros que vivimos en España, seamos blancos,
negros, rojos, amarillos o verdes. Ahora mismo no recuerdo imbecilidad más
grande en política y en lo que no es política, aunque seguro que tirando de
hemeroteca encontraríamos otras tantas de los Gobiernos Zapatero y Sánchez y,
ojo, que creo que el segundo ha hecho bueno al primero.
¿Ustedes saben qué son
las personas o los colectivos “racializados”? Yo tampoco. Bueno, sí, un
término que se ha inventado la podemita -o podemista, que no se me enfaden los
puristas- Alba González para justificar su renuncia a la Dirección General de
Igualdad de Trato y Diversidad Étnico Racial, organismo dependendiente del
Ministerio de Igualdad, liderado por la ministra Irene Montero, quien afirmó
que “rectificar es de sabios”. Por ello, el cargo lo ocupará Rita Bosaho, que
como no es blanca, sino que es negra, ya no hay problema y así es políticamente
correcto.
Vamos a ver. La Sra. Montero, la Sra. González y Podemos son los primeros que, aparentemente, están discriminando por el color de la piel porque, como veremos más adelante, en realidad se trata más bien de una operación de recolocación política y económica. La mayor parte de los activistas de megáfono y pancarta no han hecho nada en toda su vida para trabajar por aquellas personas a las que supuestamente defienden. Las personas que llevamos años colaborando y cooperando en el día a día con aquellos más desprotegidos y, en especial, con personas inmigrantes de todos los orígenes posibles no necesitamos ser seres humanos “racializados” para ayudar a nuestros semejantes. Las personas de Mali, Costa de Marfil, Marruecos, India, Pakistán, Ecuador, Polonia, Gambia y otros muchos países con las que interactúo y a las que secundo e intento ayudar desde hace años, desde la humildad y dentro de mis posibilidades, nunca me han visto como una persona blanca ajena a ellas, sino como a alguien empático que pretende echarles una mano al igual que a mí me gustaría que me ayudaran en caso de ser yo quien hubiera emigrado a un país lejano y de diferente cultura, lengua, costumbres, religión... Tampoco yo los considero según sea su color de piel, sino que los percibo como a cualquier otra persona. Por cierto, quizá sean casualidades, pero de todos los voluntarios con los que coincido y he coincidido en diferentes programas de inserción sociolaboral y socioeducativa nunca he encontrado a ninguno del entorno de Podemos, incluso más bien me topo mayoritariamente con personas de entornos denostados por la formación morada. Está muy bien realizar postgrados sobre diversidad, estudiar másteres de igualdad, preparar cursos y talleres para concienciar sobre los derechos sociales y crear miles de instituciones de carácter político y, normalmente muy bien remunerado económicamente, para fomentar la justicia social y el trato igualitario. Pero la cooperación y trabajo más necesarios son los que miles de voluntarios realizan día a día de manera altruista y codo a codo con muchas personas que agradecen su ayuda sin necesidad de palabras pomposas y altisonantes.
El hecho de que una mujer blanca no pueda liderar la Dirección General de Igualdad por el hecho de ser blanca, aparte de ser algo totalmente demagógico, hipócrita y estúpido ¿no es la mayor de las incongruencias posibles en relación con este organismo? Y, además, ¿qué pensarán y cómo se sentirán las personas orientales, paquistaníes o los colectivos gitanos, pongamos por caso, de que una persona negra y no china, ni coreana, ni paquistaní ni gitana dirija esta institución? Esto es de chiste. Pero, como anteriormente he dicho, puede que sea solo algo formal y de cara a la galería y que, en realidad, tenga más que ver con la recolocación de cargos porque, curiosamente, la nueva directora general, Rita Bosaho, perdió su escaño en el Congreso en las Elecciones Generales de abril de 2019. Aunque hay algo aún más preocupante. Todas las dictaduras, ya sean regímenes fascistas o comunistas, monarquías absolutistas, teocracias... tienen en común, entre otras muchas cosas, la perversión y la tergiversación del lenguaje. Todos los totalitarismos comienzan manipulando la lengua y, para ello, son capaces de inventar los más absurdos e inoperantes pero más peligrosos de los neologismos. Así que, ¡oído al parche! Podemos es una fuente creativa de los más retorcidos términos. Esta tendencia comenzó con el Ejecutivo del PSOE de Rodríguez Zapatero, y sigue la misma dinámica con el de Pedro Sánchez. Pero, sin duda, son los dirigentes de la formación morada los auténticos adalides de la manipulación del lenguaje. Por cierto, el propio nombre del Departamento General de Igualdad de Trato y Diversidad Étnico Racial, creado en 2018 por el Ejecutivo sanchista, ya conlleva su carga demagógica acerca de una supuesta España racista.
A propósito, el máximo dirigente de Podemos, Pablo Iglesias, el mismo que en marzo del año pasado auguró que el nuevo líder de su formación sería una mujer porque, a su juicio, "la feminización de los cargos de responsabilidad" es algo que viene empujado por la sociedad, ha anunciado que se volverá a presentar para repetir como secretario general de Podemos. Y es que, Consejos vendo y para mí no tengo.
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