sábado, 1 de octubre de 2011

Récord: Más de 1.000 visitas en un mes

hector castro
Queridos lectores:

Hoy volvemos a estar de celebración. Me complace informaros de que por primera vez hemos superado las 1.000 visitas en un mes. Concretamente, este pasado mes de septiembre el blog ha recibido 1.453 visitas.

Entre todos seguiremos intentando hacer un blog interesante, atractivo y que sea capaz de cautivar al público.

¡Muchas gracias a todos!


Artículos relacionados
Héctor Castro Ariño: Animales de granja (5) - Post nº. 50
Gracias a todos. ¡Récord de visitas!
¡Estamos de celebración!
¡Felicidades: 100 artículos y 20.000 visitas!
Juntos... ¡mejor!
¡Impresionante!: Más de 3.500 visitas en abril
50.000 visitas, 50.000 gracias
¡Más de 100.000 visitas!
¡Feliz Año Nuevo y Feliz Nuevo Récord!
¡7.362 gracias!
Mayo florido
¡Más de 10.000 visitas en un solo mes!
¡Seguimos creciendo!
En abril, 'visitas' mil
¡Más de 33.000 visitas en un mes!


Héctor Castro Ariño+





Autor: Héctor Castro Ariño

viernes, 23 de septiembre de 2011

Héctor Castro Ariño: Animales de granja (5) - Post nº. 50

hector - castro - arino
Queridos lectores:

Hoy estamos de enhorabuena, y es que ¡este es el post número 50 del blog!


Gracias a todos vosotros hemos conseguido llegar a esta cifra. Aunque el blog lo inicié en 2009 no ha sido hasta 2011 cuando le he dado forma y continuidad.

Deseo que podamos seguir compartiendo muchos más posts en
http://hectorcastro-elreportero74.blogspot.com/ y en http://hectorcastroblogcomplementario.blogspot.com/

¡Muchas gracias a todos!


hector-castro-arino-es

Fotos: Héctor Castro Ariño

hector castro ariño -

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Fotos: Héctor Castro Ariño

hector - castro ariño



jueves, 15 de septiembre de 2011

Vocabulario Aragonés (1)

Lengua Aragonesa

VOCABULARIO ARAGONÉS (1)

Queridos lectores:

Inicio hoy un espacio dedicado a mi lengua materna, el aragonés. Voy a ir publicando por entregas un Vocabulario Aragonés básico. Me ceñiré al léxico de la modalidad que hablamos en los pueblos de la zona central de la comarca oscense de La Llitera (La Litera), en la zona oriental de Aragón, donde popularmente la llamamos chapurreat. Añadiré sus respectivas traducciones al español y al catalán. Utilizaré las 25 letras propias del abecedario aragonés (La h, k, v y la w solo se usan en casos concretos. La ch y la ll son letras y no dígrafos). Espero que os guste y que así podáis conocer un poco más esta pequeña lengua románica de la que estoy tan orgulloso.


Aragonés           Español            Catalán

A

anchí                   así                      així
astí                     aquí                    aquí
auló                    olor                     olor


B

besí                    vecino                 veí
bisalto                guisante              pèsol
bllanc                 blanco                 blanc


C

campanal           campanario          campanar
coda                  cola                     cua
craba                 cabra                   cabra


CH

chicarró              niño                     nen
choldra               jolgorio                xerinola
chumenera         chimenea             xemeneia


D

dengú                 nadie                   ningú
desbiaixat           inclinado              inclinat
desencusa         excusa                  excusa


E

enta                   hacia                   cap (a)
escorcholí         desnudo                nu
estomogo          estómago             estómac


F

feña                  faena                   feina
fllaqueá             flaquear               flaquejar
fllo                    flor                      flor


G

gancho              bastón                 bastó
garra                 pierna                  cama
guansa              silo                      sitja


I

imperdiblle          imperdible          imperdible
inutilidat            inutilidad              inutilitat
ixo                    ese                     aqueix


J

jofaina              jofaina                 rentamans
jota                  jota                     jota
jarsia                jarcia                  eixàrcia


L

legalidat            legalidad             legalitat
lego                  pronto                 aviat
lo                     el                        el


miércoles, 14 de septiembre de 2011

"Dos años, ¿por qué?"

héctor castro ariño
La novela que vamos a comentar en esta ocasión se trata de la primera obra de lo que será una trilogía de las experiencias vividas en Senegal por su protagonista, Gloria Vifón. Su autora, la barcelonesa Joana Vidal, es una escritora novel y esta novela es su primer libro publicado (diciembre de 2010). A finales de este año de 2011 está prevista la publicación de la segunda parte de la trilogía.

"Dos años, ¿por qué?" Es un título que refleja perfectamente lo que nos vamos a encontrar en las páginas de este volumen. Se trata de la decisión de la protagonista de pasar dos años cooperando en Senegal para así alejarse de su vida rutinaria en una farmacia barcelonesa. Gloria Vifón es una mujer madura y bien colocada a la que el amor le ha jugado malas pasadas. Su principal satisfacción es su hija, quien la animará a iniciarse en esta aventura africana.

La escritora conseguirá, a través de un hilo conductual, que el lector sienta como propias las peripecias y las experiencias vivenciales de la protagonista. Estamos ante un libro intimista en la que los pensamientos y pareceres de sus personajes nos harán reflexionar acerca de nuestras propias acciones. Se entremezclarán personas de dos mundos muy distintos, Europa y África. Cada personaje encajará con unos estereotipos sociales de diferentes civilizaciones. La comprensión mutua entre ellos y la aceptación de sus diferencias nos mostrará cómo se puede vivir y convivir en diferentes contextos. Cada persona mostrará sus carencias y sus virtudes, sus cualidades y sus defectos, sus ideales y sus miedos. Todo ello dentro de un maravilloso marco natural como es el continente africano.

Además, no deja de ser una historia en la que la intriga y la acción acabarán por seducir al lector aunque estas dos características no llegarán hasta el ecuador de sus páginas. Una vez en el hilo de la acción ésta ya no desaparecerá hasta el final del libro. Un final que, por cierto, está totalmente abierto y deja al lector con una sensación de querer saber qué ocurre posteriormente. Es ahí donde se intuye que habrá una continuación. Una continuación que, como ha manifestado su propia autora, tendrá dos partes para conformar así una trilogía.

Del segundo volumen de esta historia podemos avanzar, tras conversar con Vidal, que habrá tres posibles continuaciones dentro de una misma, es decir, que el lector se convertirá de algún modo en el responsable de escoger uno u otro camino. A partir de ahí quedará una tercera parte que, previsiblemente, podría publicarse en 2013.


"Los Tres Relatos"



Héctor Castro Ariño+





Autor: Héctor Castro Ariño

viernes, 9 de septiembre de 2011

jueves, 1 de septiembre de 2011

La verdadera historia del hombre (y 7)

héctor castro ariño __
Recogimos a Quesada y volvimos a la choza de Weihoisa. Allí reposamos para partir al día siguiente. Comentamos el hecho de no haber visto a los franceses desde después de su desembarco en la isla pero, sin duda lo más extraño era que ninguno estaba lo suficientemente decepcionado o frustrado –por la pérdida del baúl millonario- para no reír. Algo extraño habíamos descubierto dentro nuestro, dentro de unos corazones que hasta entonces habían vivido solo en la ambición y el egoísmo. Quizá fue la muerte de Éric lo que produjo la apertura en nuestro interior. Es triste que, a veces, hasta que no ocurre algo así no nos damos cuenta de lo que verdaderamente importa. Weihoisa sacó cervezas para todos, creo que él las llamaba algo así como amiverdains, no lo recuerdo bien.
héctor castro ariño --

A la mañana siguiente, temprano, nos fuimos. Antes de partir observamos en la playa el triste espectáculo que había dejado el día anterior. Centenares de hombres muertos a lo largo y ancho de la playa tendidos en la arena. No importaba si eran venecianos o portugueses, eran hombres. A lo lejos veíamos buques que venían para recoger los cuerpos…
héctor castro -

Yo no sé si algún día se recuperará aquel cofre –espero y creo que no-. Tampoco sé si el ser humano algún día será capaz de crear un arma tan destructiva como aquella y, en caso de que ese cofre no se hubiera perdido en el vacío volcánico, no llego a imaginarme las muertes que hubiera podido ocasionar. Muchas guerras ha habido desde entonces –la guerra de sucesión de Polonia (1733-1738), la de sucesión austríaca (1740-1748) o la mismísima revolución francesa que empezó en 1789 y que no sé cuánto durará así como otras muchas más que aún habrá, todas ellas muy crudas y deshumanizadas –como todas-, pero mucho menos que si hubiesen conocido aquella arma. La nación que se hubiera hecho con ella podría haber dominado el mundo entero hasta que no se hubiera inventado otra arma secreta aún más potente y mortífera.

En los últimos días de mi vida he querido que todo esto constase escrito como un legado para el hombre. Los tres principios básicos de la guerra, “la voluntad de vencer, la libertad de acción y la economía de fuerzas” completados con “la acción de conjunto” habían sido desplazados por los principios básicos de la convivencia humana, “solidaridad, fraternidad y amistad”.
héctor castro ariño _
Lector que leas mi historia, no pienses que esto es una invención mía o de cualquier otro y cuéntala a tus hijos, a tus nietos, a cuantos hombres quisieran escucharla y no olvides la infinita riqueza que sí encontramos. Por último, quiero darte un consejo en bien tuyo y de todos los hombres: si algún día pisas Isla Coral –que, por cierto, aún no sé cuál era su verdadero nombre ni por qué la llamaban así-, no intentes encontrar el cofre sino que intenta encontrar o, al menos buscar, esa parte de nuestro interior que a veces nos cuesta descubrir.

A dieciséis de agosto del Año de Gracia de Nuestro Señor Jesucristo de mil setecientos noventa y dos.
héctor castro _



Capítulo 6
Capítulo 5
Capítulo 4
Capítulo 3
Capítulo 2
Capítulo 1



Héctor Castro Ariño+





Autor: Héctor Castro Ariño

lunes, 29 de agosto de 2011

Madrid. Carta al Presidente del Gobierno de España (por Roberto Lagunas Pisón)

Queridos lectores:

De nuevo publicamos un artículo, en este caso carta fechada a 27 de enero de 2011, que nos ha remitido Roberto Lagunas Pisón, presidente de la Asociación Regional de Autónomos y Amas de Casa (AREA), presidente de la Asociación Nacional de Autónomos, Profesionales y Amas de Casa (ASNAPA) y presidente de la Asociación Nacional de Micro Empresas-Aragón (CONAE).

Roberto Lagunas


Estimado Sr. Presidente del Gobierno:

Viendo que no se ponen de acuerdo ni el Gobierno ni los sindicatos por un tema que no lo encontramos tan difícil de solucionar, le hacemos algunas sugerencias que de seguro resolverán el atasco de conversaciones que están manteniendo ustedes.

Referente a la jubilación le podemos indicar que habiendo más de un 43% de paro juvenil no es lícito que se amplíe la edad de jubilación hasta los 67 años ya que si a este sector se le diese oportunidad de trabajo, a estas alturas no estaríamos en este punto.

Por otro lado, vemos fuera de lugar la inmensidad de aportaciones económicas, sean lícitas o no, que se les aporta a los sindicatos, los cuales se suponen están para salvaguardar los derechos de los trabajadores y los no trabajadores. Entendemos que este sector tan mimado por ustedes se tiene que mantener de las cuotas de sus asociados y no de partidas de la hacienda pública que es el dinero de todos los trabajadores, por muy legal que sea el sistema, ya que estamos atravesando una crisis empresarial importante por lo que también tienen que arrimar el hombro para salir de este descalabro mal gestionado por unos y otros.

No se arregla el tema con dar dinero a los sindicatos para los cursos que, en definitiva, no van a ninguna parte. Hay que hacer contratos de aprendizaje que es como se adquiere experiencia en un trabajo; hay que dar créditos a nuevos emprendedores y, lo más importante de todo: las Instituciones deben abonar sus deudas a las empresas y autónomos.

Se ha intentado muchas veces el ponernos en contacto con ustedes pero es imposible ya que solo miran a los sindicatos, que no están demostrando estar a la altura de las circunstancias, y créame, dando dinero a diestro y siniestro no se solucionan las cosas.

Una anotación: los sindicatos no tienen por qué meterse en el terreno autónomo porque no tienen nada que aportar. Hay muchas maneras de reducir el gasto público sin tocar las pensiones y sin subir la edad de jubilación; si de verdad quiere conocerlas, se ponga en contacto con nosotros y se las haremos llegar. Antes de dar dinero a los sindicatos creemos que más se lo merece el sector de la medicina, policía y otros muchos que son los que realmente velan por nuestros intereses.

¿Por qué no se acogen el sector político o usted a las condiciones de jubilación y de subsidio de desempleo que tenemos los demás ciudadanos? Entonces estaríamos todos en igualdad de condiciones. Le recuerdo que los que pagamos somos los ciudadanos y no tenemos nada a cambio, sólo pagos y paro. También le recuerdo que su sueldo, como el de muchos, está sujeto a los presupuestos del Estado (ciudadanos que pagan).

Un saludo,

Roberto Lagunas Pisón
Presidente de AREA Y ASNAPA

Leer otros artículo de Roberto Lagunas Pisón en
Cómo está el patio, Serapio
El oportunismo y vagancia de algunas asociaciones de autónomos
Cumbre empresarial de empresarios y profesionales autónomos - Por Roberto Lagunas Pisón

PorRoberto Lagunas Pisón: "Los tontos listos"

lunes, 22 de agosto de 2011

La verdadera historia del hombre (6)

-¡Dios mío, genoveses! —grité.

Estábamos perdidos. Ellos querían el cofre, nosotros también; nosotros éramos dos, ellos veinte, por lo menos. Cuando peor estaban las cosas… oímos disparos. Creí que nos disparaban pero… ¡quién iba a decirlo!, los soldados británicos acababan de salvarnos. Mientras ambos bandos se entretenían, Pablo y yo aprovechamos la ocasión para escapar.

Castro Ariño
Todo parecía solucionado, ya se podía ver la vital luz del día, estábamos a escasos metros de la salida… cuando por sorpresa apareció otro escuadrón de soldados genoveses. Nos pidieron de nuevo el cofre. Ellos estarían a unos veinte o treinta metros en dirección a la salida, detrás habíamos dejado un campo de batalla, ¿qué hacer? –nos preguntábamos-.
Los genoveses avanzaban. De repente cogimos una desviación y pudimos ocultarnos –las ramificaciones en ese punto eran múltiples- aunque, eso sí, sin saber dónde estábamos. Los militares pasaron de largo. Entonces reemprendimos la marcha, a oscuras y yo resbalé…

Héctor Castro Ariño -

-¡Socorro, ayúdame Pablo!

Pablo tenía el cofre sujetado con ambas manos; yo colgado de un hierro no podría aguantar mucho tiempo, pues me quemaba las manos. El hombre de la cicatriz en la cara estaba inquieto, no sabía qué hacer, no se decidía entre salvarme de nuevo la vida o no soltar aquel cofre que le podría proporcionar riquezas infinitas. ¿Qué hacer? Yo ya había encomendado mi alma al Cielo cuando un fuerte ruido de escurrimiento se produjo a mi derecha a la vez que un fuerte “¡no!” resonó por toda la cueva. Por mi la lado diestro vi caer el baúl al vacío con todo lo que aquello conllevaba. A mi lado izquierdo vi al hombre, al ser humano, que de nuevo me salvaba la vida. Por fin se había decidido, y fue por salvar la vida de un ser humano como él, de otro hombre. Abajo caía todo lo que significaba codicia, ambición, riqueza, guerra, violencia… Arriba solo quedaban lazos de humanidad y de amistad. Era increíble, cuando solo quedaba la tarea fácil, aquel hombre optó por salvar mi vida cuando hubiera podido intentar salvar el cofre y, si yo no hubiera podido zafarme, más a repartir entre Weihoisa, Quesada y él. Fue entonces cuando me di cuenta de lo que realmente había ocurrido y el porqué de aquel viaje. Habíamos hallado la riqueza más grande del mundo: la solidaridad y la amistad.
Pablo y yo nos encaminamos hacia la salida y, ya afuera, se acercaba un pelotón de tropas venecianas que, al vernos sin el cofre y al oír los disparos que se producían en el interior de la cueva, creyeron que en el interior de la gruta estaba lo que buscaban y no se daban cuenta de que aquello está en el interior de cada hombre.

Capítulo 7
Capítulo 5
Capítulo 4
Capítulo 3
Capítulo 2
Capítulo 1



Héctor Castro Ariño+





Autor: Héctor Castro Ariño

miércoles, 10 de agosto de 2011

Héctor Castro Ariño: La verdadera historia del hombre (5)


Nuestros contactos con Venecia eran buenos. De pronto, unos disparos nos desconcertaron por momentos, venían de la playa… Portugueses y venecianos mantenían una intensa lucha. Eso nos beneficiaba pues estaban muy ocupados para buscar el cofre. Desde aquella altura divisábamos toda la playa y toda la ínsula. Vimos que por la otra parte de la isla desembarcaban británicos. Debíamos actuar rápido ya que estos últimos, además de los genoveses, se dirigían ya a las cuevas. Y eso era solo por el momento, pues como anteriormente he mencionado, los franceses también habían desembarcado ya en la isla. Tan solo portugueses y venecianos permanecían imposibilitados para escalar monte Escarnón pues seguían librando una feroz batalla en la playa. Finalmente, restaban los piratas. Pero estos últimos no se atreverían a venir por allí puesto que los cinco ejércitos que allí se encontraban podrían destrozarlos.

Pablo y yo llegamos a las cuevas volcánicas. La lava no permitía la entrada en alguna de ellas pero, ¿por cuál teníamos que ir? Pronto nos lo revelarían los murciélagos. Iniciamos la tanda de bruscos golpes por aquellas inhóspitas aberturas. De cada una de ellas salían muchos murciélagos hasta que por uno de esos grandes agujeros salieron en desbandada multitud de ellos y un profundo eco resonó indefinidamente. Sin duda esa era la gruta más profunda. Entramos pues y notamos enseguida que el calor iba en aumento. ¡Aquello era como un horno! Entre los distintos senderos íbamos probando diferentes vías. Estábamos ya muy adentrados cuando empezamos a oír ruidos, ecos lejanos y, también, creímos escuchar voces a nuestra zaga. Sin duda eran soldados. Lo que desconocíamos era de qué ejército formaban parte, a qué estado pertenecían. Seguimos adelante aunque no sin correr serios riesgos. Los bordes venían rebosando de lava volcánica. Con un solo inoportuno resbalón te precipitabas a un vacío en llamas. A los soldados cada vez los teníamos más cerca, su ritmo era mucho más rápido que el nuestro.

Ya muy adentrados en el interior del volcán encontramos un espacio fuertemente iluminado por los rayos de luz que entraban por unas grietas. Y allí estaba... tan señorial, tan espacioso, tan callado, tan silencioso, tan imperial, tan…

Pablo y yo lo cogimos entre ambos y tomamos otro de los múltiples caminos que allí había para tratar de evitar a los soldados. Aunque aquello pesaba enormemente todo iba a las mil maravillas hasta que nos gritaron:

-Alto alla legione genovesa!


Continúa en Héctor Castro Ariño: La verdadera historia del hombre (6)

Leer capítulo anterior en Héctor Castro Ariño: La verdadera historia del hombre (4)