'El análisis' (lunes, 16 de diciembre de 2019)
Buenos días:
A
poco más de una semana para celebrar la Navidad, estamos empapándonos de días
en los que nuestros mejores deseos rebosan por doquier. Son fechas de buenos
propósitos y de nobles anhelos de paz y amor. Y la Navidad es una celebración
que, para los cristianos, representa la llegada de Cristo.
Pero,
a la vez, es una época en que las luces, los regalos y la ilusión lo impregnan
todo. Una de esas ilusiones, cómo no, se dilucida el día 22 de diciembre a
través del Sorteo Extraordinario de Navidad de la Lotería Nacional. Así pues,
este próximo domingo millones de españoles y medios de comunicación estaremos
pendientes de lo que suceda en el Palacio de Congresos de Madrid.
El
Sorteo de Navidad nos ha dejado multitud de anécdotas. Permítanme que
recordemos ahora alguna de las más divertidas. En el año 2006, a una niña del
colegio de San Ildefonso se le cayó una de las bolas del bombo dentro de una
planta. La niña, inconscientemente y en un momento en el que los nervios se
apoderaron de ella, ajena a que la estaban viendo y oyendo millones de
españoles a través de diferentes medios de comunicación, exclamó: “¡Joder! Se
me ha caído la bola en la planta. ¿Dónde está…? ¡Qué vergüenza! No la
encuentro. No está”. Por cierto, ¿sabían ustedes que la razón por la que el
suelo del lugar donde se celebra el sorteo es de moqueta es para que las bolas,
en caso de caerse, no rueden excesivamente?”.
La
Lotería Nacional la introdujo el marqués de Esquilache, ministro de Hacienda de
Carlos III, en 1763. El primer sorteo de Navidad se celebró el 18 de diciembre
de 1812, en Cádiz, y desde entonces se ha venido realizando cada año
ininterrumpidamente, ni si quiera se interrumpió durante los años de la Guerra
Civil. Es más, como en España somos tan sui géneris, en plena Guerra Civil y,
más concretamente en el año 1938, se produjeron dos sorteos de la Lotería de
Navidad, uno en cada bando.
Otra
anécdota que siempre sale a colación en estas fechas, sea cierta o sea leyenda
urbana, es la que se le atribuye a la jefa de una inmobiliaria que, según se
cuenta, compró toda una serie de décimos para repartir entre sus subordinados.
Sin embargo, cuando se le acabaron, se dio cuenta de que le faltaba un décimo
para ella, y ya no quedaban del mismo número, así que compró un boleto
diferente. Lo anecdótico es que el Gordo agració a la empresa, pero no recayó
en los décimos de los empleados, sino en el de la jefa.
Por
cierto, según varios profesores de Matemáticas, la posibilidad que tiene un
ciudadano de que le toque el Gordo de Navidad es de 0,001%. Sin embargo,
¿sabían ustedes que dos números han repetido en el primer premio de la Lotería
Navidad? Se trata del 15.640, agraciado con el Gordo en 1956 y 1978, y el
20.297, número ganador en 1903 y 2006.
Desde
la capital del Somontano, mucha suerte y ¡Feliz semana!
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