'El análisis' (viernes, 23 de enero de 2015)
Buenas noches. Recientemente hemos podido leer y escuchar diversas informaciones sobre la visita del Papa Francisco a Sri Lanka y Filipinas. De todo lo referido a dicha visita hay un hecho que no solo conmovió al Pontífice, sino también a millones de personas.
"¿Por qué Dios permite estas cosas, aunque no es culpa de los niños?" Esta fue la terrible y trascendental pregunta que, entre sollozos, dirigió al Papa, Glyzelle Palomar, una niña de 12 años que vivió durante mucho tiempo en las calles de Manila alimentándose de restos de comida. El Santo Padre no tuvo una respuesta para esta niña fuera del llanto y el cariño.
En concreto, Glyzelle Palomar dijo: "Hay muchos niños abandonados por sus propios padres, muchos víctimas de muchas cosas terribles como las drogas o la prostitución. ¿Por qué Dios permite estas cosas, aunque no es culpa de los niños? y ¿Por qué tan poca gente nos viene a ayudar?"
"¿Por qué Dios permite estas cosas, aunque no es culpa de los niños?" Esta fue la terrible y trascendental pregunta que, entre sollozos, dirigió al Papa, Glyzelle Palomar, una niña de 12 años que vivió durante mucho tiempo en las calles de Manila alimentándose de restos de comida. El Santo Padre no tuvo una respuesta para esta niña fuera del llanto y el cariño.
En concreto, Glyzelle Palomar dijo: "Hay muchos niños abandonados por sus propios padres, muchos víctimas de muchas cosas terribles como las drogas o la prostitución. ¿Por qué Dios permite estas cosas, aunque no es culpa de los niños? y ¿Por qué tan poca gente nos viene a ayudar?"
Junto a esta pequeña, otro niño, Juan Chura, de 14 años, ofreció un emotivo e impresionante testimonio sobre la vida de los niños filipinos abandonados en la calle y que sufren abusos, drogas y prostitución. Glyzelle y Juan fueron rescatados de las calles por la fundación católica Tulay Kabataan.
El testimonio de estos dos pequeños fue estremecedor, como estremecedora fue la pregunta de Glyzelle: "¿Por qué Dios permite estas cosas?" El Papa solo atisbó a decir: "ella hoy ha hecho la única pregunta que no tiene respuesta y no le alcanzaron las palabras y tuvo que decirlas con lágrimas".
La pregunta de la pequeña sigue repitiéndose en mi interior. Es una pregunta que todos nos habremos hecho en muchas ocasiones: ¿cómo puede permitir Dios que ocurran ciertas cosas? Sigo sin encontrar una respuesta y reconozco que esta cuestión me hace replantear mi fe en no pocas ocasiones aunque, paradójicamente, mi único consuelo sigo encontrándolo en la propia fe.
Pero esta pregunta nos afecta a todos, creyentes o no, y debemos replanteárnosla y preguntarnos cómo podemos permitir que pasen tantas cosas malas; tantas cosas que solo son culpa del ser humano.
Sé que todos tenemos problemas y que todos vivimos situaciones que consideramos muy injustas. Así que mi deseo es que la pregunta de Glyzelle sirva, al menos, para dos cosas: una, para que intentemos cambiar aquellas injusticias cotidianas en las que cada uno de nosotros puede intervenir; y dos, para que intentemos relativizar nuestros males frente a testimonios de vida tan duros y crueles como los que nos han ofrecido en Filipinas.
Hola Héctor,
ResponderEliminarcuando vi la imagen por la televisión no pude hacer otra cosa que emocionarme. Fue un acto sincero, desde el corazón y el papa Francisco fue sincero y cercano. Después me quedé pensativo... ¡Qué egoístas somos!
Un saludo
Creo que lo has dicho todo, no puedo añadir nada más.
EliminarUn abrazo