Queridos amigos:
Hoy tengo de nuevo el honor de contar con la colaboración de don Valentín Medina Oria, quien nos explicará, de manera pormenorizada, la historia bancaria española y, sobre todo, de Aragón.
Valentín Medina |
Por Valentín Medina: Historia bancaria aragonesa y española
Tras
publicarme dos artículos D. Héctor Castro Ariño, hecho que deseo agradecer y
destacar, el primero, el ser humano y una pequeña presentación sobre el sector
financiero, el segundo, el ser humano y la moneda, publico ahora este tercero.
El ser humano –actividad mercantil– moneda están relacionados entre sí, desde la aparición de esta última, es necesario mencionar nuevamente que todas las culturas existentes han aportado sus conocimientos o prácticas que realizaban con la moneda, pero también es cierto que los países del Mediterráneo en sus diferentes culturas como civilizaciones, en el caso de los países del sur de Europa han adaptado como avanzado en este sentido, añadiendo un cuarto, el derecho.
Aunque resulta complicado por tantas variables que afectan, hablaremos lo indicado en el título de forma breve y cronológica de tal modo que nos permitan comprender de una forma sencilla como los aragoneses junto a otros ciudadanos de otros territorios de la Península no solo aprendimos sino incluso innovamos a través del tiempo.
Es importante destacar que el ser
humano realizó antes lo que se conoce en el argot bancario como operativa
bancaria, es decir, las operaciones financieras, aunque alguna vez lo siguen
realizando muy pocas personas, la gran mayoría acudimos físicamente a las
entidades financieras para hablar y operar con la persona que ejerce de
banquero, aunque los avances técnicos nos permiten realizar ya las operaciones
bancarias en cajeros automáticos, desde un ordenador o telefonía móvil e
incluso ya nos lo permiten también a través de nuestros televisores.
La historia bancaria aragonesa,
es decir, las operaciones financieras, es tan antigua como su Reino; empezó en
los monasterios enclavados en los valles pirenaicos, realizaban pequeños
préstamos a los habitantes de su zona de influencia.
A la vez que avanzaba la Reconquista
lo hacía la historia bancaria aragonesa.
La Reconquista provocó que se diversificara la actividad económica, siendo los
mercaderes y cambistas los que lentamente van asumiendo el papel de
intermediarios financieros, ya que admitían depósitos de determinados objetos
de valor por los que concedían un pequeño interés, aunque sería más elevado con
los créditos. Realizaban estas operaciones en muchas ocasiones y así lo recogen
los datos de la época, lo que hoy definimos como usura.
También las Órdenes Militares, en
este caso los hospitalarios y, sobre todo, los templarios, junto con las
comunidades judías, realizan operaciones financieras, pero ya de una forma más
perfeccionada en el siglo XIII y XIV. En
el caso de los primeros, la magnitud de sus posesiones, que constituían sus
patrimonios, y custodiar los depósitos que se les entregaban permitió una
solidez económica para realizar múltiples y diversas formas de operaciones
financieras con reyes, la nobleza y la burguesía. En el caso de las comunidades judías,
obtienen dinero mediante custodia de los depósitos, por medio de censales y
violarios más tarde, y podían conceder créditos también a reyes, a la nobleza y
a la burguesía, lo que les permitió tener una posición privilegiada en todos
los ámbitos sociales y económicos de la época.
A la vez que transcurría el tiempo, también avanzaba la moneda y las
operaciones financieras. Ya en el siglo XVI aparece lo que podríamos definir como
lo más parecido a una entidad financiera como la conocemos hoy, el banco
municipal La Tabla de los Comunes Depósitos, situada en la Lonja Consistorial
en 1551. Su función era la de custodiar los fondos del municipio como los
depósitos de los ciudadanos, pero no los de los comerciantes. Estos, junto con
banqueros y cambistas, serán los causantes del declive de dicho banco municipal
Tabla de los Comunes Depósitos, hasta que provocarán su desaparición a finales
del siglo XVII. Podemos afirmar que es
lo más parecido a lo que hoy conocemos como entidad financiera.
Aún debemos de esperar un tiempo
hasta la aparición de la banca moderna aragonesa. Las diferentes situaciones de
dificultades económicas provocaron, a su vez, grandes dificultades a muchos
ciudadanos, empezó un fuerte crecimiento de instituciones benéfico–sociales que
también realizaron operaciones financieras con el objetivo de ayudar a dichas
personas. Las operaciones que realizaron eran tanto en especie como monetarias,
como Pósitos, Montepíos y Monte de Piedad.
Los primeros eran instrumentos para ayudar a los agricultores, mientras
que el último lo hacían con garantía de determinados objetos de valor.
Ya avanzando en el tiempo y, tras
las consecuencias de la Guerra de la Independencia contra los franceses,
aparecen las Casas de Banca, influencia procedente de los franceses y también de
los ingleses. Es difícil saber su operativa financiera ya que eran banqueros
individuales y no estaban sujetos a las normas contables de las sociedades
anónimas. Insisto en que el derecho también avanzaba junto con la actividad
mercantil, no debemos olvidar el contexto de la época y los avances que iban
surgiendo en todos los aspectos.
Tras dichos hechos y el propio
avance ya aparece la primera entidad financiera moderna aragonesa, la Caja de
Descuento de Zaragoza, constituida como sociedad anónima en 1845 y que tenía
como objeto descontar las letras del comercio (papel–moneda) máximo de 90 días,
lo que se conoce en el argot bancario como descuento de papel.
Como se ha indicado anteriormente,
el avance del derecho, del derecho mercantil, y el ya estructurarse la forma de
comerciar mediante sociedades, se decidió transformar la Caja de Descuento de
Zaragoza en Banco de Zaragoza y, posteriormente, en Banco de Crédito de
Zaragoza. Esto supuso que comerciantes y pequeños empresarios, junto con
agricultores de la época, tomasen la iniciativa de constituir nuevas entidades
financieras con el objetivo de financiar sus actividades empresariales; así
consta en el apartado de objeto social de las constituciones.
Ya en 1906 aparece una nueva
entidad financiera, el Banco Aragonés de Seguro y Crédito, que más tarde se
transformaría con el nombre de Banco Aragonés de Crédito.
En 1910 aparecen dos nuevas
entidades financieras de gran
importancia, el Banco de Aragón y el Banco Zaragozano, que provocó que
Aragón, en concreto Zaragoza ya que tenían en esta ciudad su domicilio fiscal,
fuese la tercera plaza financiera de España.
En 1927 hubo cuatros entidades financieras aragonesas: Banco Zaragozano,
Banco de Aragón, Banco Agrícola de Aragón y Aragonés de Crédito.
Es necesario destacar que, como
sucedió en épocas anteriores, situaciones de dificultades económicas y haber
conocido y puesto en funcionamiento instituciones benéfico-sociales como los
Píos, Montepíos y Montes de Piedad, junto con las cooperativas de crédito (modelo
que surgió de Inglaterra), junto con el avance de la economía, hizo que el
tamaño de los Montes de Piedad fuera mayor, siendo de gran peso y relevancia en
el sistema financiero, como Ibercaja, CAI y cooperativas de créditos de la
épocas; para hacernos una idea nos pueden servir de ejemplo Bantierra y Caja
Rural de Teruel.
Ya en 1939 y, como así ha
sucedido en fechas anteriores, existieron crisis de entidades financieras, lo
que provocó que para solventarlo, la autoridad de la época no permitiese
constituir nuevas entidades financieras, lo que provocó concentraciones de
entidades financieras en el sistema financiero español, lo que hoy oímos
constantemente como fusiones de entidades financiero-bancarias. En aquella
época cincos grandes entidades financieras nacionales eran: Banesto, Hispano,
Central, Bilbao y Vizcaya).
Las entidades financieras
nacionales (al realizar actividades en todo el territorio nacional o fuera de
su ámbito territorial) empezaron a realizar fusiones con las entidades
financieras aragonesas, siendo absorbida el buque insignia aragonés, el Banco
de Crédito de Zaragoza; luego el Banco Agrícola Aragón y Banco de Aragón. En definitiva, que fue “desapareciendo” la
mayoría de las entidades financieras aragonesas, quedando en este caso el Banco
Zaragozano, Ibercaja, Cai, Caja Rural de Teruel y Bantierra, esta última de la
fusión de dos cooperativas de crédito.
El Banco Zaragozano fue fusionado
con la entidad financiera Barclays, siendo ya la última entidad financiera como
banco aragonés que desapareció. Actualmente podemos decir que las únicas entidades
financieras aragonesas son Bantierra y Caja Rural de Teruel, después de que
Ibercaja, tras la absorción de CAI, se haya convertido en fundación bancaria
como paso intermedio para su transformación en sociedad anónima, en banco.
Podremos afirmar que tanto los
aragoneses como el resto de los ciudadanos de otros territorios de la Península,
gracias a las diferentes civilizaciones como culturas, junto con la aparición
de la moneda y el propio derecho, a la vez que empezamos primero con
operaciones financieras y con el avance del tiempo hemos constituidos las
diferentes formas jurídicas o gran parte de ellas, como son bancos, cajas de
ahorros y cooperativas de crédito, que surgieron de la actividad mercantil de
pequeños y medianos empresarios de las diferentes épocas y nos demuestran el
gran conocimiento en esta materia que ha servido también de escuela a otros
países.
Autor: Valentín Medina Oria
Autor: Valentín Medina Oria
Hola Valentín,
ResponderEliminarinteresante artículo del que muchos datos que aportas me eran totalmente desconocidos. Gracias por compartirlo en el blog de Hector Castro, un placer leerlo y un saludo a ambos.
Hola Francisco Javier,
ResponderEliminarGracias por tu comentario y que te parezca interesante el artículo, he intentado que sea didáctico en ese sentido, como bien sabes la historia es fuente de sabiduría.
Hola Francisco Javier,
ResponderEliminarAgradecerte tus palabras hacia el artículo, la verdad que la historia es fuente de sabiduría como a su vez he intentando que dicho artículo sea didáctico como los otros que he tenido el honor de ser publicado por D. Hector Castro Ariño, hecho que deseo destacar y, por supuesto, agradecer.
Un cordial y afectuoso saludo.