Leandro Fernández de Moratín. (Autor: Francisco de Goya). |
Leandro Fernández de Moratín (1760-1828), dramaturgo y
poeta, fue un hombre reflexivo y gran conocedor de la lengua. Su obra es el
máximo exponente del Neoclasicismo literario peninsular. Sus poesías -odas y
epístolas (a Carlos IV, Godoy, Suchet), sátiras y composiciones de
circunstancias-, que firmó con el pseudónimo de Inarco Celonio, llevan el sello
de Horacio, del cual tradujo algunos poemas. Más genuina, aunque corta, es su
obra dramática, donde el gusto literario del autor converge con su ideología
liberal, sobre todo en el tratamiento que da al matrimonio, del que denuncia
los intereses y los convencionalismos de la época. Las comedias moratinianas
son de factura neoclásica y, temáticamente, son prerrománticas. También hizo
literatura de viaje, estudios críticos... Todo con aguda sátira literaria y
costumbrista.
Durante el s. XVIII hay géneros literarios que
experimentan retroceso, como los artísticos y creativos: poesía y novela. La
poesía se limita a repetir y a perpetuar moldes que no reflejan la realidad
moderna. La novela se intenta renovar (primer intento de renovación: Cadalso
con Las cartas marruecas), pero es vista como un relato de galanterías
refinadas incapaz de acoger las grandes pasiones de la tragedia, sinónimo de
mentira y fantasía que podía alterar los hábitos, las costumbres y el orden
social. Estos géneros están en retroceso porque aparece el ensayo (desde
finales del XVII) que permite una función crítica y didáctica. Debido al
pensamiento y la mentalidad de los ilustrados, este género tiene importancia
porque permite una escritura clara y sencilla; su máxima expresión es la
enciclopedia, porque los ilustrados creen en el valor autónomo y primordial de
un saber, cuánto más amplio mejor, que nace de la experiencia. Por eso Moratín,
así como otros autores, viaja para tener experiencia y así poseer saber para
poderlo divulgar.
En este siglo encontramos textos costumbristas, primeros
libros utópicos, literatura de viajes (tiene un gran auge), autobiografías,
diarios y epístolas, informes, discursos, artículos periodísticos... Es un siglo
el que hay elementos que configurarán la modernidad. La sátira y la ironía
tienen gran protagonismo, un ejemplo de esto es la creación del viajero que
ridiculiza lo que ve.
Aparece la novela de costumbres, mediante la cual se
intenta reflejar los hábitos con el propósito de criticarlos y reformarlos. Las
costumbres de las que hablan estas novelas no pertenecen siempre al presente de
la sociedad, sino que perpetúan temas, tipos, hábitos... herederos de la
literatura anterior y, esto, les impide hacerse portadoras del presente. También
aparece la imagen del viajero que ha de observar atentamente la realidad,
ejercitar ante ella el pensamiento, desprenderse de los prejuicios y ser
objetivo y, por último, ha de enfocar la mirada hacia lo importante y no en
torno a lo frívolo y lo irrelevante (en ocasiones lo hace Moratín).
Los autores del último tercio del siglo XVIII quieren
intentar cambiar la sociedad y, para eso, la critican mediante utopías
(literatura clandestina que critica las premisas ilustradas) y libros de viajes
(viaje a país inexistente e ideal para criticar el propio).
Moratín también tiene literatura de viaje, que es la
crónica o el seguimiento de un recorrido, en este caso a Inglaterra, para
criticar el propio país -España- mediante la comparación más bien irónica.
Apuntaciones sueltas de Inglaterra en Revista de Arte Multidisciplinar MISTIUM (pág. 30)
Mistium (6)
Mistium (6)
Hola Héctor,
ResponderEliminargracias por compartir este artículo y acercarme la figura de Leandro Fernández de Moratín. Por cierto, la próxima vez que acuda al Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid y vea el cuadro con el que abres el artículo... me lo miraré con otros ojos.
Un abrazo
Gracias a ti por seguir siempre el blog y dejar tus valoraciones. Ya nos comentarás qué te parece el cuadro.
EliminarUn abrazo.