Los Votos de los
Caballeros Templarios eran tres: Pobreza, Castidad y Obediencia
Pobreza. Todos los
bienes del aspirante deberían ser entregados a la Orden de El Temple. Nada podía individualmente ser suyo,
salvo la capa. El caballo y la espalda eran propiedad de la Orden de El Temple.
El
templario o quienes trabajaban para la
Orden no podían llevar joyas ni objetos preciosos en sus
vestiduras, ni en sus armas, ni en los arreos del caballo. Si en alguna ocasión
y por cualquier motivo le era entregado a un templario uno de los mencionados
objetos, de inmediato lo entregaba a su maestre y este lo hacía llegar a su
maestre superior hasta que llegaba al Gran Maestre, que lo depositaba en las
arcas de la Orden. La
Orden era rica y poderosa pero el templario era pobre.
Castidad. La Regla prohibía las mujeres
entre los caballeros y solamente, y si no podía evitarse, se permitía casarse a
los sirvientes, criados y empleados en las diversas tareas de talleres y
gremios al servicio de la Orden. Aun así se procuraba que fueran solteros. Recordemos
que, en sí, los templarios eran freires,
frailes.
Como
excepción se encontraban los caballeros nobles que ya estaban casados. Pero
generalmente debían renunciar a sus deberes como maridos de acuerdo con sus esposas
que, ordinariamente, se refugiaban en un monasterio cisterciense o benedictino,
que eran las órdenes religiosas afines a El Temple.
Obediencia. Obediencia a la Orden y a sus jerarquías. En
cuanto a la obediencia al Papa, era muy particular este concepto. Los
templarios tenían en la Orden
sus propios sacerdotes y obispos. La Regla prohibía oír Misa y recibir los
Sacramentos de manos de un sacerdote o clérigo que no fuera templario, fuere
cual fuere su categoría en la Iglesia, salvo en casos de extrema necesidad como
peligro de muerte y que no hubiese allí un sacerdote templario.
Autor: Jesús Martínez
Pinceladas Templarias (1), por Jesús Martínez
Pinceladas Templarias (2), por Jesús Martínez
Pinceladas Templarias (3), por Jesús Martínez
Pinceladas Templarias (5), por Jesús Martínez
Pinceladas Templarias (6), por Jesús Martínez
Pinceladas Templarias (7), por Jesús Martínez
Pinceladas Templarias (8), por Jesús Martínez
Autor: Jesús Martínez
Pinceladas Templarias (1), por Jesús Martínez
Pinceladas Templarias (2), por Jesús Martínez
Pinceladas Templarias (3), por Jesús Martínez
Pinceladas Templarias (5), por Jesús Martínez
Pinceladas Templarias (6), por Jesús Martínez
Pinceladas Templarias (7), por Jesús Martínez
Pinceladas Templarias (8), por Jesús Martínez
Hola Héctor,
ResponderEliminarapasionante las historias de los Templarios. Es curioso como en aquellos tiempos unos soldados -pues no dejan de ser guerreros- se rigieran con estos votos.
Un saludo,
Fco. Javier Tostado
Hola, Francisco:
ResponderEliminarTienes toda la razón. El mundo de los caballeros templarios es fascinante y está rodeado de un gran misterio. Las explicaciones de Jesús Martínez intentan acercarnos, de un modo pedagógico, quiénes eran y cómo vivían los templarios.
Un saludo,
Héctor Castro