El Príncipe, de
Niccolò Machiavelli (Parte I)
De Principatibus; este es el título original de la obra. Al
principio, Maquiavelo también intituló en latín los veintiséis títulos de sus
correspondientes capítulos, aunque la obra está escrita en toscano,
concretamente en florentino. El toscano será la piedra angular de la futura
lengua italiana.
A lo largo de esta obra, caracterizadora del Humanismo italiano y, sobre
todo, del florentino, Niccolò Machiavelli
da consejos a un personaje que llega a convertirse en Príncipe y que debe
gobernar. Nicolás Maquiavelo escribe este manual porque ve que los Medici han vuelto al gobierno de
Florencia y el autor desea que lo hagan bien, ya que esto comportaría un gran
beneficio para la propia Florencia pero también para toda la península itálica.
Maquiavelo también desea un acercamiento al poder, ya que había sido destituido
de la Cancillería.
El autor, para instruir a un futuro Príncipe, habla, a lo largo del
libro, de los distintos tipos de gobierno y de gobernantes. Maquiavelo ve en el
Principado el único modelo factible
y positivo para la Florencia del siglo XVI. El sistema de gobierno que
caracteriza a un principado es el hecho de que una sola persona, en este caso
el Príncipe, organiza y manda.
Niccolò di Bernardo dei Machiavelli |
La división que se hace en el libro acerca de los estados se puede
representar del siguiente modo:
1. REPÚBLICAS
2. PRINCIPADOS
·
Principados
Hereditarios
·
Principados
Nuevos
-
Principados
todos nuevos
-
Principados
nuevos en parte
Los principados hereditarios se caracterizan porque siempre han estado
bajo el dominio de un príncipe; el gobierno es, pues, hereditario. El autor
cita también una modalidad mixta de principado que tendría aspectos tanto de un
principado hereditario como de uno nuevo. Además, los principados, sean del
tipo que sean, pueden ser a su vez eclesiásticos.
La teorización en torno al principado es la constante argumentativa a
lo largo de toda la obra. Como anteriormente hemos comentado, Maquiavelo veía
en este sistema de gobierno el único remedio posible cuando las virtudes de la
república se desvanecían y se debía recurrir a un “héroe” individual para
salvar a la misma.
El autor intenta transmitir una conciencia crítica, intenta transmitir
la necesidad de observar la realidad y de extraer razonamientos. Maquiavelo,
tanto a lo largo de su vida como a lo largo de Il Principe, observa el carácter del pueblo y de los
individuos.
Hola Héctor,
ResponderEliminarla figura de Maquiavelo siempre me ha fascinado. A él se le atribuye la frase "el fin justifica los medios" que resume su pensamiento aunque probablemente nunca la llegó a decir. Las ideas de este gran político del Renacimiento probablemente abrieron las puertas a la política moderna donde, en esta obra, quedaron reflejadas para la posterioridad.
Un saludo,
Fco. Javier Tostado
Hola, Francisco:
ResponderEliminarVerdaderamente Maquiavelo es un personaje que no deja indiferente a nadie. Destacó durante el Renacimiento hasta convertirse en uno de los teóricos políticos más importantes de la Historia. Y como muy bien dices, aunque se le atribuye la famosa frase de "El fin justifica los medios", la realidad es que no hay constancia escrita de la misma por su parte ni pruebas de que la hubiera pronunciado.
Un saludo,
Héctor Castro
Un personaje fascinante, nacido el 3 de mayo de 1469 en Florencia, conjugaba astrológicamente unos aspectos planetarios de nacimiento de rigor, a la par de visionario. La unión de su Sol con Saturno en el signo de Tauro le aportó esa fuerza descomunal que rige a los grandes pensadores. Su Luna natal en Acuario una mentalidad vanguardista, alejada de los cánones de su tiempo, pero con una fuerza arrolladora e incuestionable. A lo largo de la Historia ha sido fuente de inspiración de grandes estadistas.
ResponderEliminarFelicidades por el artículo.
Carlos Bogdanich.
Gracias, Carlos, por tus palabras. Interesantísimos todos los datos que nos aportas. Sin duda, Maquiavelo ha sido, como tú comentas, uno de los grandes estadistas de la Historia. Su figura no deja indiferente a nadie, ni a sus partidarios ni a sus detractores.
ResponderEliminarSaludos,
Héctor Castro