Pergamino. |
Pergamino
El papiro era poco flexible mientras que
el pergamino tenía una buena flexibilidad. Asimismo, el pergamino era mucho más
fácil de conseguir que el papiro. Los pergaminos se hacían con la piel de terneras,
corderos y cerdos, principalmente. El papiro, en cambio, en Europa se debía de
importar.
Para obtener el
pergamino se seguía un proceso en el que primero de todo se debía sumergir la
piel del animal en un baño de tres días de calcio para hacer caer el pelo de la
piel y, después, se colgaba de forma tensada de un vestidor para secarla. Luego
se rascaba con un cuchillo y posteriormente se pulía con una piedra de pulir.
De este modo quedaba la piel suave y se quitaban los pelos que aún quedasen. Tenemos
pues, en los pergaminos, un lado carne (muy blanco y más suave) y un lado piel
(más oscuro y amarillento; se veían los puntos de nacimiento de los pelos). El
pergamino de cerdo es el más basto y grueso. Lo encontraremos muy poco en
códex. En cambio, será frecuente en las encuadernaciones. Los pergaminos más
apreciados eran los más blancos -provenientes de los animales muertos después
de nacer o antes, es decir, no natos-. Los pergaminos de vitela no tienen pelo
o tienen muy poco; es por ello que será muy difícil distinguir los dos lados. Estos
últimos se utilizaban para obras de lujo.
El pergamino de ternera era el más caro;
por contra, el más barato era el de cordero. Este último era el más fácil de
obtener pero rechazaba el agua y, además, no era muy flexible. Muchas veces se
intercalaban una hoja o una bihoja de ternera para los dibujos en un códice de
cordero. Una vez hecho el pergamino se podía guardar, vender o escribir ya en
él. A veces se teñía el pergamino con color negro o púrpura y se escribía con
tinta de plata o de oro. En este último caso subía mucho el coste de un códice.
Se escribía en el pergamino esquivando los agujeros (provocadas por picadas de
insectos, etc.) porque era una materia muy cara.
Los monasterios constituían pequeñas células
autosuficientes. Generalmente tenían su taller de copia o scriptorium. Debido a la escasez y al coste de los pergaminos se
aprovechaba prácticamente todo de las pieles (los recortes se utilizaban, por
ejemplo, para escribir cartas o hacer recibos). También, otra manera de ahorrar
era destruyendo la escritura primitiva de un pergamino y escribir encima. A este
último sistema se le llama palimpesto
o codex
rescripto. Durante mucho tiempo los fabricantes de pergaminos y códices
eran religiosos. Pero llegará un momento en que la escritura se laicarizará,
principalmente a partir del siglo XIII con la aparición de las universidades.
En los siglos XII y XIII nos encontramos
con la existencia de gremios de pergamineros. Se dará la “industrialización” de
la fabricación del pergamino.
Autor: Héctor Castro Ariño
El libro y otros soportes de la escritura (1)
El libro y otros soportes de la escritura (2)
El libro y otros soportes de la escritura (4)
El libro y otros soportes de la escritura (5)
El libro y otros soportes de la escritura (y 6)
Hola Héctor,
ResponderEliminardecirte que este post ha resultado muy interesante y didáctico. Es curioso como, a través de los tiempos, el hombre ha ido desarrollando su inventiva para hacer evolucionar la escritura.
Gracias,
Fco. Javier Tostado
Hola, Francisco.
ResponderEliminarGracias por seguirme y sí, la verdad es que es asombroso cómo el ser humano ha ido buscando y desarrollando nuevos soportes y herramientas para la escritura; es todo un mundo.
Saludos,
Héctor Castro